Esta es la traducción de un texto publicado en el New York Times por Tina
Traster, madre adoptiva de una niña de origen ruso y autora del libro "Rescuing
Julia Twice: A Mother’s Tale of Russian Adoption and Overcoming Reactive
Attachment Disorder" (Rescatando a Julia dos veces: La historia de una madre por
adopción en Rusia y cómo superar el desorden de apego reactivo) que va a
publicarse próximamente en Estados Unidos. Si te interesa puedes visitar su
web.
Como siempre que traducimos un texto, éste
no representa las ideas de la web o de las personas que participan en este
blog, únicamente lo traducimos para que sirva de reflexión y para mostrar
distintos puntos de vista de distintas situaciones relacionadas con la
adopción.
La semana pasada recibí un e-mail de una
madre sobre como adoptó a un niño huérfano de origen ruso hace 13 años y la
forma en la que todo salió mal. En unas frases directas me contó cómo ha viajado
dos veces a Siberia. Me contó que su hijo ha estado entrando y saliendo de
centros de detención juvenil. Ahora, a los 1 años, está bajo la custodia del
estado y no quiere saber nada de ella. Esta mujer estaba devastada y no podía
dar sentido a todo lo sucedido. Me dijo que después de invertir todo lo que
tenía en ese niño, económica y emocionalmente, se ha quedado con nada ni
nadie.
Sabía que yo la entendería. Había leído un
ensayo que escribí sobre la dificultades que tuvimos, mi marido y yo, criando a
nuestra hija adoptada en Rusia, y sabía que tenía un libro de memorias centrado
en la adopción y el trastorno de apego que va a ser publicado el próximo
año.
En su e-mail me preguntaba si podía
llamarla. Lo hice. Hablamos de cómo mi marido y yo trabajamos con nuestra hija
los primeros años cuando no se vinculaba, cuando teníamos un miedo de muerte a
que no nunca fuera capaz de apegarse a nosotros o querer a los demás. Estaba
feliz de saber que las cosas al fin salieron bien. Sobre todo, esta mujer,
necesitaba liberar sus sentimientos de culpa, incapacidad y desesperación.
Quería deshacerse de su carga. Quizás con solo hablar con ella podía ayudarla a
hacerla más ligera.
Curiosamente, tuvimos esta conversación
horas después de haber leído un informe de investigación de Reuters sobre el
"realojamiento", una horrible historia de cómo algunos padres de niños adoptados
internacionalmente se había ido "deshaciendo" o "regalando" a sus hijos a
extraños, sin la intervención de agencias estatales, consejeros e incluso sin
abogados. El artículo es cómo el guión de una película de terror: una persona
adoptada en Liberia, con problema de salud y comportamiento severos, que había
estado con una familia adoptiva 2 años fue entregada a otra familia en el
exterior de su parque de caravanas. Sin abogados o servicios sociales
involucrados en ese intercambio. Los padres de al menor adoptada simplemente
firmaron un acta notarial declarando que ese extraños se convertían en los
guardianes de su hija.
Reuter analizó más de 5000 entradas sobre
"realojamiento" en un periodo de 5 años en una lista de correo de Yahoo. La
mayoría de los niños habían sido adoptados en el extranjero, de países cómo
Rusia, Cina, Etiopía y Ucrania. En un caso el anuncio decía: "Adoptamos a una
niña de 8 años de China... Desafortunadamente estamos luchando después de
tenerla en casa 5 días". ¡Guau, cinco días enteros y ya están dispuestos a
renunciar a ella!
Si no eres un padre adoptivo de un menor de
el extranjero, puedo apostar a que su cerebro es incapaz de imaginar algo tan
atroz. ¿Cómo puede un padre deshacerse de su hijo? Incluso si el niño no
responde al amor o parece estar lleno de odio ¿cómo puedes entregarlo a un
extraño? Una persona así no es tan solo no apto cómo padre, debe ser una persona
depravada, sin corazón. ¿Verdad?
Como madre adoptiva, tengo información
privilegiada sobre cómo puede ser de difícil una adopción. No creo que la gente
viaje a China, Rusia y Etiopía con malas intenciones. De hecho, las personas que
quieren criar a un niño que necesita un hogar probablemente empiezan con el
corazón lleno de amor y optimismo. Pero, cuando vuelven a casa con su hijo y la
emoción se calma, y los problemas comienzan ya que no pueden manejar a su hijo,
sus sueños se convierten en pesadillas. Se encuentran solo, asustados, privados
y llenos de pesar. ¿Cómo se comportan en esas circunstancias no sólo podría
sorprender al mundo, también escandalizar a los propios padres? En uno de los
mensajes de la lista de correo del artículo de Reuters, una mujer que había
adoptado a un niño de 11 años de Guatemala escribía: "Me siento totalmente
avergonzada de decirlo pero realmente ¡ odiamos a este niño!".
Naturalmente el artículo de Reuters nos hace
aferrarnos a una solución rápida. Se han hecho llamamientos para que se revise
la situación de estos padres e hijos adoptivos, junto a propuestas de para crear
sistemas que eviten y contrarresten estas situaciones. La rotura de una adopción
para poder encontrar una nueva casa a un niño puede tener éxito, tanto para la
familia original como para el menor y la nueva familia, y a menudo el mecanismo
legal utilizado por las familias es le mismo que menciona el texto de Reuters:
el poder notarial. Pero ¿cómo podemos proteger a los niños contra el abuso de
este poder (notarial)?
Esto es de los que creo que deberíamos estar
hablando: muchos, tal vez incluso la mayoría, de los padres adoptivos no están
realmente preparados para las consecuencias de ser el padre/madre de un menor
que ha empezado su vida en una institución u orfanato. No estamos preparados
para manejar un trastorno de apego reactivo, el síndrome alcohólico fetal,
menores violentos o que se autolesionan. Mi marido y yo por ejemplo, no teníamos
ninguna formación sobre estos temas antes de llevarnos a nuestra hija de 8 meses
a casa hace diez años desde Siberia. Me han dicho desde la mayoría de estados
que las cosas han cambiado, los futuros padres adoptivos deben asistir a
talleres y leer sobre estos temas, pero yo conozco cómo me sentía después de
haber leído un poco sobre ellos. Estoy realmente segura que la mayoría de
nosotros creemos que con amor es suficiente, la herida va a desaparecer. Que con
suficientes cuidados, cariño, comida y juguetes se puede borrar el
pasado.
No podemos y no lo hacen. La adopción de un
menor en estas circunstancias es rara vez una camino fácil. Si los padres tienen
suerte, como nosotros hemos tenido, nos encontramos con recursos, con suficiente
resilencia (capacidad de resistir al adversidad) y el amor que
necesitamos.
La única cosa buena que puede surgir de las
tragedias descritas por el artículo de Reuters es el esfuerzo de la sociedad
para involucrarse en las vidas de las familias con hijos adoptados en el
extranjero. Aquellos de nosotros que nos estamos hundiendo necesitamos más
comprensión, apoyo y diálogo sobre que es para nosotros al experiencia de la
paternidad. Debemos sentirnos más comprendidos y menos juzgados. Mientras todos
hablan sobre que las agencias de adopción deben añadir servicios de
post-adopción más consistentes, aún queda mucho por hacer. Lo ideal sería que
las personas que trabajan, enseñan y cuidan de niños pequeños - de los maestros
a los pediatras y terapeutas - fueran formados sobre los menores
institucionalizados que han sido adoptados. Deberían estar capacitados para
reconocer sus síntomas. En mi caso, si hubiéramos tenido profesionales alrededor
que entendieran que era un desorden de apego reactivo, habríamos cogido los
problemas de Julia antes.
Recibo e-mails muchas veces de padres de
menores adoptados en el extranjero que están luchando. Lo que me dicen siempre
es que se sienten consolados de saber que no están solos.
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