Como empieza a ser habitual, os traducimos un texto que forma parte de una serie de post sobre la experiencia de una madre adoptiva en los últimos 15 años en los que ha criado a sus dos hijas.
El blog lo escribe Fiona Ferguson, madre de dos niñas, hermanas biológicas, adoptadas en Inglaterra a finales de los 80 con 5 y 6 años. Las niñas eran las menores de 7 hermanos, los dos mayores continuaron en su familia biológica mientras que los 5 menores pasaron a acogimiento y posteriormente las pequeñas fueron adoptadas por Fiona y su marido, John.
Como siempre que traducimos un texto, éste no representa las ideas de la web o de las personas que participan en este blog, únicamente lo traducimos para que sirva de reflexión y para mostrar distintos puntos de vista de distintas situaciones relacionadas con la adopción.
He pensado mucho sobre cómo voy a escribir sobre este tema tan sensible.
Existen tantas teorías y libros escritos sobre el apego. No quiero parecer una
especie de experto en la materia. Estoy de acuerdo, los he experimentado
directamente haciendo frente y viviendo con un niño que sufre un caso severo de
desorden de apego. Mi marido y yo hemos pasado por ellos y hemos sobrevivido.
Tenemos una relación muyes estrecha ahora después de todo lo que hemos pasado.
Nos sentimos padres de Amy, pronto seremos abuelos y nos sentimos con ganas de
ayudar a Amy, apoyándola para convertirse en madre de su propio hijo.
Es mi opinión que diagnosticar a un niño con cualquier desorden no es un
trabajo fácil para un profesional, y creo que los desordenes de apego
habitualmente se pasan por alto y los niños reciben un diagnóstico
erróneo.
He decidido escribir sobre lo que fue para mi vivir el día a día, un día
al límite de lo que yo diría era una locura la mayor parte del tiempo.
Cuando nos entregaron a nuestras hijas, empezó a ser muy claro que había
mucho más bajo esos abrazos superficiales y el bonito pelo rubio. Mi primer
recuerdo es cuando Susie, la asistente social de las niñas, nos dijo que Amy
era una niña muy feliz, fuerte y que ¡nunca lloraba! Pensar en los que nos dijo
me hace enfurecer. Ella era una asistente social con experiencia... ¡todos los
niños lloran! Hay algo que está muy mal cuando un niño no llora, esas emociones se van a
algún sitio, en el caso de Amy pasaron a la clandestinidad para ayudarla a
sobrevivir a la negligencia y el abuso que sufrió. A una asistente social le
deberían saltar las alarmas si un niño no demuestra emociones. Era muy obvio
desde el primer día que las dos niñas nos llevarían al extremo para controlarlo
todo y cualquier situación que pudieran.
Lauren era lo contrario a Amy, creo que pasaba el 80% del tiempo llorando
y, para conseguir tu atención, Lauren, siempre tendría alguna enfermedad o se
haría daño y caería.
Lauren había sido una niña muy enfermiza, pasó la mayor parte de su primera
infancia en el hospital, había aprendido muy pronto que estando enferma recibía
atención. En la casa de acogida su hermana, Kirsty, había sido una madre para
ella. Kirsty fue una gran perdida para Lauren, ella era una mamá para Lauren y
todo lo que ella había conocido. Lauren nunca conoció a su madre y realmente
creo que se apegó a su hermana como su principal cuidador, aunque estaba en
acogimiento.
Cuando Lauren llegó a casa llevaba una talla 2-3 años y parecía y se
comportaba más como una niña de 2 años que la niña de 5 años que habíamos
asumido. Todos los que vieron a Lauren la trataban como a un bebé y le tomó
bastante tiempo hasta que se
sintió lo suficientemente confiada para crecer un poco. En tiempos de
cambio e inseguridad, Lauren podía regresar a ese
modo bebé, incluso balbuceando.
Como he contado en otro post
anterior, empecé a encontrar la tensión abrumadora. El shock de enfrentarse a dos niños ya mayores, de 5 y 6 años,
fue una tarea enorme. Tomar consciencia de que esto no iba a ser un caso
sencillo de dar un buen hogar de golpe a dos niños y que viviríamos felices para
siempre y el amor sería suficiente empezó a
naufragar.
Las grietas empezaban a asomar y
nosotros empezábamos a ver lo que era realmente una asignación
complicada.
No voy a escribir mucho más en
esta entrada para dar tiempo a mi cerebro a procesar la información y espero que
lo que escribo pueda servir de apoyo a cualquiera que realmente esté en un punto
crítico y empiece a perder la esperanza.
Haré todo lo todo lo posible para proporcionar
información que les haga sentir que no está solos,
su hijo no tiene nada malo, sólo están reaccionando a la vida que han vivido y están desesperados para que los acepten incondicionalmente.
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