16/10/13

qué esperar después de la adopción: utilizar métodos para dormir al niño o niña adoptado

En esta ocasión volvemos a publicar un artículo que escribimos para la web en el apartado de apego, relacionado con los problemas para dormir de algunos menores adoptados y la necesidad o conveniencia de utilizar métodos para crear rutinas de sueño.

En el caso de niños y niñas institucionalizados muchas veces no han adquirido rutinas para dormir, han pasado muchas horas en sus cuna o cama durmiendo sin coincidir con el día o la noche y jugando en la cama; quizás las comidas, biberones, cambios de pañales, etc... han coincidido con los cambios de turnos de cuidadoras no respetando los horarios de sueño, etc... Eso hace a veces los niños y niñas pequeños que llegan de centros, después de una primer época de luna de miel en la que puedan (o no) dormir mejor y más seguido, coincidiendo también con los múltiples estímulos que reciben durante el día, empiecen a despertarse por las noches, manteniéndose despiertos.
 

Puede pasar también que el niño o niña al encontrarse en un lugar desconocido, con desconocidos en los que no confía, no sea capaz de dormir tranquilo y se despierte por las noches. Todos los cambios que se están produciendo en su vida le producen estrés y nerviosismo. Puede presentar terrores nocturnos o simplemente ser incapaz de conciliar el sueño.
 

¿Es aconsejable en el caso de niños y niñas adoptados utilizar métodos para dormir utilizados con otros niños y niñas? ¿Pueden perjudicar estos métodos a la formación del apego entre el hijo o hija adoptado y los nuevos padres o madres? Por ejemplo métodos que consisten en dejar al niño o niña solo en la habitación durante un tiempo determinado para que se acostumbre a dormirse solo.
 

Por lo que hemos tratado en este apartado sobre el apego, este tipo de métodos no serían los más recomendables ya que son métodos que van en contra de la formación de un apego seguro. Sin embargo, si la falta de sueño de los padres o madres afecta al día a día, genera más estrés en la familia, pueden ser necesarios realizar algunos cambios antes de aplicar métodos que no favorecen lo que debe ser fundamental en este caso, el apego.
 
 

Por lo general duermen mejor los niños y niñas que experimentan unos límites claros y que son contenidos durante sus rabietas. La llegada a casa del niño o niña puede provocar un desbarajuste para toda la familia y vivir situaciones que nunca se han vivido antes, por lo que es necesario un ajuste y un entrenamiento para aprender a contener a un hijo o hija extraño para los padres y que tiene comportamientos inesperados muchas veces. De la misma forma, el niño o niña, debe aprender que los nuevos padres van a ser su soporte y en los que va a poder confiar.
 

Crear una rutina para dormir es también importante, aunque en el periodo de ajuste familiar puede resultar difícil. Muchos niños se van a la cama sin estar muy seguros de qué tienen que hacer cuando están allí. Seguir una rutina previa que les calme y favorezca cierta somnolencia puede ayudarles, además las rutinas crean sentimientos de seguridad. Una rutina para ir a dormir consistente y pacífica permite al niño o niña experimentar una transición entre el movimiento diurno y la tranquilidad necesaria para dormirse.
 

El reloj biológico del niño o niña tiene una gran influencia en sus despertares y somnolencia. Es importante mantener un horario regular para ir a dormir y despertarse todos los días. Los niños responden mejor cuando van a dormir pronto, y la mayoría duermen mejor y durante más tiempo. La oscuridad incrementa la generación de melatonina, la hormona corporal del sueño, y es como el botón biológico para parar. Los alimentos ricos en carbohidratos tienen un efecto calmante en el cuerpo, mientras que las comidas con alto contenido de proteínas o azúcares incrementan el estado de alerta, especialmente si se toman solas. El ejercicio físico es importante durante el día, pero debe evitarse la actividad física en la hora previa de irse a dormir, porque el ejercicio es estimulante y tiene un efecto de alerta. Algunas veces se aconseja evitar las siestas durante el día, pero en realidad buenas siestas implican un mejor sueño nocturno y ayudan a evitar los terrores nocturnos.
 

Si no dormir llega a ser un problema importante para los padres o madres, se puede optar por hacer turnos entre los padres para ocuparse cada vez uno del niño o niña o, en el caso de familias monoparentales, contar con la ayuda de otra persona. Cuando dormir se convierte en un problema, se potencia el problema de dormir.

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