Para este fin de semana os traemos una recomendación en forma de película infantil en la que se tratan muchos temas relacionados con la adopción, el acogimiento, la familia, la aceptación de las diferencias y la interculturalidad, de una forma muy interesante.
Azur y Asmar (Azur et Asmar) es una película de animación del director francés criado en Guinea, Michel Ocelot (autor también de Kirikou y la Bruja Karabá (1998), Kirikou y las bestias salvajes (2005) y Príncipes y Princesas (2000) y Los cuentos de la noche, estas dos últimas únicamente en francés) que surge de la idea de mostrar cómo se puede crecer y amar dos culturas.
Azur y Asmar (Azur et Asmar) es una película de animación del director francés criado en Guinea, Michel Ocelot (autor también de Kirikou y la Bruja Karabá (1998), Kirikou y las bestias salvajes (2005) y Príncipes y Princesas (2000) y Los cuentos de la noche, estas dos últimas únicamente en francés) que surge de la idea de mostrar cómo se puede crecer y amar dos culturas.
El cuento empieza en Europa donde Azur (azul en francés) es amamantado por su nodriza de origen berebere y comparte su infancia con su hermano de leche, Asmar (negro u oscuro en árabe). Como todos los hermanos ellos también tiene sus diferencias, celos y peleas. Azur es hijo de un hombre noble que pronto decide que la nodriza y Asmar no son una buena influencia para su hijo, así que decide mandar a Azur junto a un tutor a la ciudad y echar de casa a la nodriza y as u hijo, Asmar.
Pasados los años Azur es ya un joven y decide irse al otro lado del mar, al país de su nodriza, persiguiendo la hada de los Djins de un cuento que le explicaba ella de pequeño. En el camino un golpe de mar se lo lleva del barco y se despierta en una playa donde las cosas no son como él esperaba. Decide cerrar los ojos para no ver más las cosas que no le gustan… con los ojos cerrados encontrará dos de las llaves que abren las puertas hacia la hada y se reencontrará con su nodriza y su hermano. Ambos empezarán el camino para liberar el hada de los Djins.
Michel Ocelot ha conseguido crear un estilo de animación propio, tanto en el tipo de historias como en la forma en las que son contadas, con finales que resultan siempre inesperados, y en el tipo de animación y decorados (incluso cuando utiliza técnicas de animación por ordenador), que son pequeñas joyas.
Azur y Asmar tiene un mensaje de respeto a la diversidad cultural, religiosa, de países y de costumbres, nos habla sobre la tolerancia, sobre la igualdad de todas las razas, de ir más allá de los prejuicios y abrir nuestra mente a lo que es diferente.
En cuanto a la adopción, la película muestra como la nodriza Jenan siente a Azur como su hijo y aunque pasen los años y estén separados para ella sigue siendo su hijo, igual que lo es Asmar. A los dos los quiere igual y a los dos les ofrece lo mismo.
Habla también sobre qué nos hace madres, padres, hijos y hermanos más allá de la biología. Presenta dos familia monoparentales, Azur y su padre y Asmar y su madre. Mientras que la relación de Azur con su padre no es buena, la relación de Asmar y Azur con su madre (de mentalidad mucho más abierta) y nodriza, respectivamente, es buena. También la película muestra como la madre ha podido prosperar y educar bien a Asmar sin tener un hombre a su lado.
Para mi hay dos escenas de la película muy destacables, aunque todo el film en si es destacable. La primera cuando Azur decide cerrar los ojos y con la ayuda de un nuevo compañero, Crapoux, llega hasta la ciudad y camina a ciegas por ella. En este camino va descubriendo los palmerales, las acequias, la música, la oración, el cous-cous, las especias…
La segunda cuando la Princesa escapa del palacio por la noche y toca por primera vez la tierra… esto me hace recordar como veía mi hijo todas las cosas por primera vez al salir del centro en el que vivía.
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