Nos ha llegado un artículo en inglés escrito por una mujer adoptada de bebé en el que cuenta cómo se sintió su madre biológica, y como se sienten muchas otras madres, después de dar en adopción a sus hijos y cómo esa decisión las afecta emocionalmente el resto de sus vidas.
La autora del artículo reflexiona sobre ello después de haber visto un programa en televisión, un reality-show, llamado "I'm Having Their Baby" en el que sigue la vida de mujeres embarazadas, desde antes del parto hasta después de renunciar a sus bebés para darlos a una familia que está esperando una adopción.
En España este programa no podemos verlo pero si hemos podido ver en MTV el reality "Teen-Mum" en el que una pareja adolescente entregaba a su hija recién nacida en adopción y hemos podido seguir su vida después de tomar esta decisión, y hemos podido verlo también en un par de ocasiones en la serie que precedió a ésta, "Embarazada a los 16", en un par de capítulos bastante desgarradores.
Aquí os traducimos en artículo completo al español, el artículo completo en inglés puede leerse aquí.
Después de 8 años viviendo en Estados Unidos, pensaba que me había hecho inmune a la absurdidad de los realitys americanos en televisión. Hasta la semana pasada, en la que durante un capricho, encendí la televisión y sintonicé con el controvertido reality de la cadena Oxygen "I'm having their baby".
El show en forma de docu-serie sigue a mujeres en toda América en sus embarazos no planificados, siguiéndolas durante los meses previos al parto mientras toman la dura decisión de dar a sus recién nacidos en adopción. Sus razones son complejas y llenas de matices: hay adolescentes solteras, esposas desesperadas por conseguir a su marido de vuelta después de un embarazo durante un affaire extramatrimonial y una multitud de madres con pocos ingresos, demasiado cansadas y pobres para contemplar ampliar el número de hijos que ya tienen.
El show en forma de docu-serie sigue a mujeres en toda América en sus embarazos no planificados, siguiéndolas durante los meses previos al parto mientras toman la dura decisión de dar a sus recién nacidos en adopción. Sus razones son complejas y llenas de matices: hay adolescentes solteras, esposas desesperadas por conseguir a su marido de vuelta después de un embarazo durante un affaire extramatrimonial y una multitud de madres con pocos ingresos, demasiado cansadas y pobres para contemplar ampliar el número de hijos que ya tienen.
Con un telón de fondo de música lacrimógena y fragmentos emotivos tomados con la "cámara-diario" de su embarazo, estas mujeres embarazadas se presentan como mártires tomando la decisión de un último sacrificio - desinteresadamente regalan a sus hijos a parejas que no han podido tenerlos de forma biológica para que puedan realizar su sueño de tener una familia real. "Tu puedes darme algo que no me puedo dar yo misma" le dice una madre adoptiva llorosa de una joven madre.
Dar un bebé en adopción está lejos de lo que el programa quiere retratar como un hecho aislado en la vida, una experiencia traumática que puede ser eliminada una vez la mujer ha vuelto a su vida "normal", llenando el vacío que deja ese bebé real volviendo al trabajo, a la escuela o a la compañía de los amigos de juergas. Semanas después de haber dado a sus bebes en adopción, algunas de las mujeres aparecen en el show filmadas en las cámaras de video. Parecen pálidas, con los ojos vidriosos, robóticas.
Vamos a ir al grano. La adopción - a pesar de las mejores intenciones - no es un cuento de hadas. Es doloroso para la familai biológica, llego de complejidades y rara vez se cumplen las espectativas de todas las partes involucradas. Y no hay una mujer que haya dado un hijo en adopción que vuelva a su vida "normal".
Se puede tomar de ejemplo a mi madre biológica. Hace 41 años en Dublin me dio en adopción. Su vida - llena de ansiedad, pena y profundo, profundo pesar - nunca ha sido la misma desde entonces.
Embarazada y abandonada por un hombre de la ciudad que llevó pavoneándose a un lugar de la Irlanda rural, mi madre natural - vamos a llamarla Sarah aunque no es su nombre real - no tubo otra opción que entregarme. En 1972, el año de mi nacimiento, no se permitía aún ser madre soltera. Quedarse conmigo habría significado perder su empleo, su familia, su casa y cualquier oportunidad de tener un futuro decente. Mi padre biológico se negó a reconocer su responsabilidad en el embarazo. Sola, abandonada, huyó a Dublín donde una organización católica de caridad se ofreció a ayudarla.
Como muchas de las mujeres en "I'm having their baby", a Sarah se le dijo - en su caso fueron la monjas - que "estaba haciendo lo correcto". Entregarme era la mejor opción para todos los involucrados, le dijeron. Una vez yo fuera entregada a una "buena" familia, ella podía olvidarse de todo el triste incidente, encontrar un buen hombre, casarse y continuar con su vida.
Excepto que esto no es tan simple.
Entregar a ese bebé de largas extremidades y una mata de pelo negro al que acarició durante dos días en un hospital de Dublín no fue el paseo por el parque que le contaron a Sarah. Sintió el dolor más grande de su vida. Se le partió el corazón en dos. Llena de leche, sofocada por las hormonas, desconcertada y perdida sin su niña salió de el hospital y se dejó llevar hasta su cama. Lloró durante días.
Con el tiempo, tal como le habían dicho que hiciera, se recompuso, pero nada volvió a ser igual. Traumatizada, estigmatizada, re-surgió de las cenizas. Encontró un trabajo, volvió a salir, encontró un hombre, se casó con él y tuvo más hijos. Apartó el dolor en lo más profundo de su ser y creo una completa nueva personalidad. Pero el agujero de su corazón persistía. El fantasma del bebé perdido aparecía en todo lo que hacía.
"No eres nunca más tú misma" me dijo una vez. "Eres dos personas. Estás dividido en dos. Sal y haz lo que tengas que hacer. Pero luego está la otra parte de ti que está constantemente preguntándose y preguntándose."
Lógicamente, ya sabía lo que Sarah había pasado durante las horas, días y meses que siguieron a mi nacimiento, pero no fue hasta ver en televisión el desfile de choque-de-trenes de estas mujeres vulnerables en "I'm having their baby" que fui perfectamente consciente de la magnitud de su dolor.
No he sido capaz de ver un episodio sin llorar. Las escenas donde las jóvenes madres sujetan a sus pequeños be´be spor última vez - y firman los papeles de la renuncia tan solo 24h después de dar a luz - son irreales y rompen el corazón.
En muchos casos, estas jóvenes mujeres están tomando la decisión correcta para ellas en ese momento exacto de su vida y aplaudo su coraje al hacerlo. Pero la premisa de "I'm having their baby" que pueden, después de la adopción, volver a su vida "normal" no pertenece a al realidad televisiva sino a la ficción.
Una vez, tomando un café en Dublín, reunió el coraje para preguntarle a Sarah si volvería a escoger la adopción si pudiera volver atrás en el tiempo.
Sarah, que se caracteriza siempre por ser tímida y un poco insegura, levantó la mirada y me miró directamente a los ojos. Me sorprendió por ese desafío.
"Me habría quedado contigo" me dijo sosteniéndome la mirada. "Por supuesto. Definitivamente. Definitivamente."
"Quizás no habría sido la mejor madre del mundo, pero por lo menos habrías estado allí."
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